El flautista de Hamelin en la era digital

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Autores

Camilo Andrés Lastra Romero

Diego Felipe Parra Mariño

DATAUM

07 feb 2024

En el umbral de una nueva era, donde la frontera entre la ciencia ficción y la realidad se desvanece, emerge una historia tan antigua como intrigante que, como veremos, tiene todo que ver con lo que hacemos en Dataum, el análisis de datos e información: la leyenda del Flautista de Hamelin.

Este relato, arraigado en el folklore alemán y perpetuado por los siglos, no solo nos ha legado una moraleja sobre la ética y las consecuencias de nuestros actos, sino que también se erige hoy como un espejo frente a los avances de la tecnología moderna. A medida que la inteligencia artificial (IA) se entrelaza cada vez más con nuestras vidas, transformando desde cómo experimentamos el arte hasta cómo comprendemos nuestras propias emociones, la figura del flautista resurge con un nuevo rostro.

En este artículo, nos adentraremos en la historia del Flautista de Hamelin para explorar cómo, en la era de la IA, este cuento se torna vigente y nos hace cuestionarnos acerca del poder, la manipulación y la seducción de la tecnología.

La historia contada: el flautista de Hamelin

Como muchos cuentos infantiles, la historia del flautista de Hamelin tiene tanto de encantadora como de sombría, vamos a repasarla brevemente para dar bases a nuestro argumento:

Corría el año 1284 cuando la tranquila vida de Hamelin, un pequeño pueblo de Alemania que era conocido por ser la despensa agrícola de la región, se vio perturbada por una plaga insoportable: una invasión de ratas. Estos roedores no solo eran una molestia, también amenazaban la salud, la economía y el bienestar de los habitantes de la ciudad. Como era de esperarse, los habitantes acudieron a sus gobernantes para exigir soluciones… Luego de varios intentos fallidos y ante la incapacidad gubernamental para mitigar la problemática, se ofreció una recompensa a la persona que fuera capaz de lidiar con la plaga.

De la nada, surgió un personaje misterioso, vestido con un abrigo de colores vivos, que prometió una solución radical a su problema a cambio de una recompensa justa. Este hombre, conocido posteriormente como el Flautista de Hamelin, poseía la habilidad de tocar una flauta con un poder extraordinario. En ese escenario de desesperación, nadie cuestionó los métodos, así que, con un acuerdo sellado, el flautista tomó su instrumento y comenzó a tocar una melodía hipnótica.

Ante los ojos incrédulos de los habitantes de Hamelin lo imposible sucedió: las ratas, hechizadas por la música, siguieron al flautista quien las guio fuera de la ciudad y hacia su perdición en las aguas del río Weser. Hamelin se liberó de su plaga, pero la ambición de sus habitantes haría que el alivio durara poco.

Al regresar por su recompensa, el flautista se encontró con la traición. Los ciudadanos, ahora se encontraban libres de su problema pero renuentes a pagar el precio acordado, se negaron a cumplir su parte del trato. La respuesta del flautista fue tan inmediata como devastadora. Con su flauta, esta vez atrajo a un grupo muy diferente: los niños de Hamelin. Hechizados por la música, los niños siguieron al flautista quien los llevó lejos, desapareciendo sin dejar rastro. La ciudad se vio sumida en el dolor y la desesperación, perdiendo a su generación futura en un abrir y cerrar de ojos.

Otras apariciones del flautista y su música

A diferencia de los niños y niñas de Hamelin, quienes desaparecieron para siempre (algunas historias indican que están en un paraíso de juegos, mientras que otras menos optimistas los muestran ahogados en el mismo río en el que se extinguió la plaga o atrapados en el centro de una montaña), este personaje de traje burlón y aura sombría, ha seguido apareciendo en otras obras de arte, con una actuación estelar en cuarta entrega de las películas de Shrek: “Shrek para siempre”, en la que es contratado para eliminar la resistencia de los ogros. En esta película, por la hipnosis provocada por el flautista y su flauta mágica, además de las ratas y los niños de Hamelin, también fueron manipulados los ogros, las brujas, la gansa de los huevos de oro, e incluso, el mismísimo Rumpelstiltskin…

En todos los casos la atención ha estado centrada en el flautista, en las moralejas de la historia que, por una parte incita a los niños a no interactuar con extraños, y por otra, a los adultos a cumplir con su palabra y los acuerdos que realicen. Sin embargo hoy queremos fijar la atención en las melodías: encantadoras secuencias de notas, surgidas de la flauta mágica gracias al talento del flautista y capaces de seducir a todo tipo de público.

De la ficción a la realidad, o mejor, de la fantasía a la inteligencia artificial

En las últimas décadas, mientras el flautista estaba fuera de escena, la humanidad ha avanzado en el conocimiento de la neurociencia y la bioquímica de las emociones y del comportamiento humano, al punto que cada vez estamos más cerca de poder predecir las respuestas emocionales a fenómenos o estímulos externos de naturaleza física y química, por ejemplo las notas musicales de una melodía… el flautista se despierta y parece interesado en lo que estamos diciendo… parece que su secreto será revelado.

Tal como lo menciona Yuval Noah Harari en su libro 21 lecciones para el siglo XXI, “De todas las formas de arte, la música probablemente sea la más susceptible al análisis de macrodatos, porque tanto las entradas como las salidas se prestan a una caracterización matemática precisa. Las entradas son patrones matemáticos de las ondas sonoras y las salidas los patrones electroquímicos de las tormentas neuronales [que se generan en los seres humanos]. En pocas décadas un algoritmo que analice millones de experiencias musicales podría aprender a predecir de qué manera determinadas entradas producen determinadas salidas”.

Y sigue Harari: “A la larga los algoritmos quizá aprendan a componer canciones enteras jugando con las emociones humanas como si éstas fueran el teclado de un piano. Utilizando nuestros datos biométricos podrían producir incluso melodías personalizadas que solo nosotros en todo el universo apreciáramos” … “Pero tal vez los algoritmos podrían ser incluso más propensos a producir éxitos globales que rarezas personalizadas. Utilizando bases de datos biométricos masivos, obtenidos de millones de personas, el algoritmo podría saber qué botones bioquímicos pulsar a fin de producir un éxito global que hiciera que todos se lanzaran como locos a las pistas de baile. Si el arte se trata en verdad de inspirar (o manipular) las emociones humanas, pocos músicos humanos, o ninguno, tendrían la posibilidad de competir con un algoritmo de este tipo, porque no serían capaces de igualarlo a la hora de comprender el principal instrumento con el que están operando: el sistema bioquímico humano”.

¿Qué pensaría nuestro flautista ante tales afirmaciones?

Harari escribió su ensayo en 2017 y todo pareció quedar allí: el flautista saltando misteriosamente entre cuentos infantiles y debates éticos; los estudios de neurociencia entre anaqueles de bibliotecas y comerciales; y la revolución informática entre páginas de libros y películas futuristas o de ciencia ficción.

Sin embargo, con la popularización de los avances en cuanto a Inteligencia Artificial a partir del lanzamiento de ChatGPT, en noviembre de 2022, la humanidad comienza a revivir todas esta historias y conocimientos a una velocidad que puede parecer vertiginosa: el secreto se está revelando y el privilegio de la hipnosis a través de la música está dejando de estar en manos  personajes fantásticos para estar al alcance de cualquier persona… muy rápidamente, la flauta mágica está siendo reemplazada por los algoritmos de IA y el flautista por cualquier humano con acceso a Internet.

Las posibilidades y los impactos son infinitos para bien y para mal: al momento de escribir este artículo la prensa está inundada de noticias relacionadas con los impactos de la IA en el mundo, en los puestos de trabajo, en la educación, en la economía… se escucha un audio con la voz de Joe Biden invitando a sus votantes a no salir a votar, lo que parece absurdo, pero puede cambiar los resultados de las elecciones de una de las potencias del mundo; en la China un empleado de una compañía multinacional transfirió 23 millones de dólares luego de recibir esta instrucción vía videoconferencia con su jefe directo, que resultó no ser su jefe sino un avatar que lo simulaba perfectamente.

¿Hacia dónde nos moveremos?

A medida que concluimos este viaje desde las empedradas calles de Hamelin hasta los vastos dominios digitales de la inteligencia artificial, nos enfrentamos a una encrucijada de reflexiones y posibilidades. El Flautista de Hamelin, con su melódica y poderosa flauta, no solo liberó a una ciudad de su plaga, sino que también nos dejó una lección imperecedera sobre las consecuencias de romper promesas y la fragilidad de la confianza. Ahora, en esta nueva era donde la IA se convierte en nuestra flauta mágica, el poder de seducción y manipulación no descansa en manos de un enigmático viajero, sino en las nuestras.

La tecnología de inteligencia artificial, capaz de componer melodías que pueden tocar las fibras más íntimas de nuestro ser, nos invita a preguntarnos sobre el alcance de nuestra humanidad y nuestra vulnerabilidad. ¿Seremos como los habitantes de Hamelin, fácilmente seducidos por la promesa de soluciones mágicas a nuestros problemas, sin considerar plenamente las consecuencias? o, ¿aprenderemos de esta antigua leyenda y navegaremos el mar de la innovación tecnológica con una brújula ética firme, asegurándonos de que las promesas de la IA se utilicen para elevar la condición humana en lugar de manipularla?

El desenlace de esta historia aún está por escribirse. Con la IA, tenemos el poder de componer una sinfonía de progreso y bienestar, o de repetir los errores del pasado. La elección es nuestra. Como guardianes de esta nueva flauta mágica, tenemos la responsabilidad no solo de maravillarnos con su música, sino también de asegurarnos de que su melodía sea inclusiva, ética y, sobre todo, humana.

Al igual que el Flautista de Hamelin nos enseña la importancia de escuchar y actuar con sabiduría, DATAUM ofrece las herramientas para que, en la era de la información, no seamos meros espectadores, sino actores críticos y conscientes en el escenario del desarrollo territorial. Con acceso a datos precisos y análisis avanzado, DATAUM empodera a sus usuarios para tomar decisiones informadas, impulsando un futuro más sostenible y equitativo. Te invitamos a ser parte de esta comunidad que, con inteligencia y tecnología, escribe nuevas historias de éxito y transformación.


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